Pensar el Comercio desde la Historia

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El Origen del Comercio

El comercio nace naturalmente con el inicio de la humanidad, se supone que un individuo al que le sobró un bien, quiso cambiarlo por otro a algún individuo que lo necesitaba. Esta acción humana es “el comercio”. Sin embargo, esta acción no es patrimonio del ser humano, en la naturaleza indómita existen formas similares conocidos como simbiosis. La primitiva forma de comercio innovó cuando un tercer individuo encontró un valor como medio de intercambio justo de las cosas o productos: la “moneda”. En el trueque, el intercambio de unidad, por unidad o por lote, traía aparejado un estado de insatisfacción por la sospecha de la desigualdad en el trocado; con la intermediación de la moneda ese estado de disconformidad no desapareció solo disminuyó.

Es difícil pensar que conchas de moluscos u otra pieza natural hayan servido como moneda, ya que cualquier comerciante astuto, en vez de trabajar se dedicaría a juntarlas en playas o campos, parecen más objetos de cambio o trocado. Según Heródoto, “las primeras monedas se acuñan en el Asia menor en el siglo VII a. C.”. La usaban para ordenar la economía, puesto que las pequeñas piezas metálicas facilitaban la recaudación de impuestos y podían ser conservadas como reserva de valor, un ahorro sin peligro de degradación (las semillas no eran ahorro, las guardaban para intercambiarlas de terreno). Las primeras monedas oficialmente acuñadas por un gobierno habrían surgido en el reino de Lidia en Anatolia por el año 640 a.C. con el símbolo de un león que representaba a la dinastía Mermnada. Posiblemente, el uso monetario, se haya extendido desde el Asia. En China, Guanzhuang (provincia de Henan), se descubrió una ceca donde los chinos acuñaban monedas hace más de 2600 años.

 


El Valor de la Moneda

La moneda sirvió y sirve como el elemento indirecto de cambio por un trabajo y/o por una mercancía (compra bienes y paga servicios). El valor original de la moneda obtenido, está relacionado directamente con el valor del trabajo realizado.

La moneda históricamente tiene tres valores fundamentales:

  • Primero: el intrínseco, el valor metálico (oro, plata): ahorro.
  • Segundo: el instrumental, el valor ideal de compra y venta: comercio.
  • Tercero: el intangible, el valor del privilegio: poder. 

La moneda es un bien que solo el “poder” pudo construir y una vez puesto a rodar siguió girando sin interrupción. Un poderoso rey, dueño de vidas y bienes, para extender su mandato a todos los rincones de su dominio, creó un medio seguro para que sus súbditos paguen tributo entregando mercancía al portador de la orden. La decisión vino porque la palabra del portador no inspiraba confianza. Ejemplo, el rey pedía dos vacas y el mensajero corrupto pedía tres al campesino analfabeta, o este no le creía en absoluto que sea un enviado de su Señor. Para evitar malentendidos, el rey imprimió su rostro y sello real en una moneda metálica. Por cada moneda, el campesino debía entregar una vaca. La moneda era de metales escasos de conseguir para evitar la falsificación (el valor del oro es posterior). Al principio la moneda, aunque sea de oro, no representaba ningún valor más allá de lo estético (el oro americano).

El cambio de interpretación del valor monetario, provino cuando, por falta del precioso metal, el rey mandó a recuperar las monedas y los contribuyentes no quisieron devolverlas porque probaban el pago del tributo. El rey, para resolver la falta de oro y continuar con la recaudación, reformó el cobro de impuestos con un reembolso, instruyó a los recaudadores que, por cada moneda devuelta, le indulten una vaca al campesino y a su vez con la moneda recuperada la canjeen por una vaca a otro que no tiene moneda.

La moneda circulando de recaudador a campesino y viceversa, el rey no buscó más el oro para acuñar monedas, mantuvo la confianza del pago de sus contribuyentes y la recaudación no se detuvo. La operación fue satisfactoria a ambas partes, el rey tenía las reses para alimentar a su poderoso ejército, y el campesino se benefició al pagar solo la mitad del impuesto. De esa forma, el primer valor de la moneda fue la mitad del valor del producto; la otra mitad del valor fue el grado de autoridad que representaba la moneda.

El trueque no era actividad de la realeza, puesto que ellos solo recaudaban. El trueque era actividad de campesinos. Ejemplo, con la actividad impositiva: una vaca igual a cuatro ovejas; una oveja igual a ocho gallinas. O sea, si quería comprar una vaca debía llevar treinta y dos gallinas. Una vaca funcionaba = unidad; un medio = dos ovejas; un cuarto = ocho gallinas. Posiblemente con los granos de cereales y otros productos medidos en ánforas de distintas capacidades, eran similares para el pago de impuestos. Los que no poseían bienes para entregar debían trabajar dos meses para costear el impuesto; el cálculo sale de ½ gallina diaria consumida por el trabajador. El valor equitativo entre moneda, bienes y servicio proviene de la igualdad en la cancelación de impuestos.



Iniciando el Comercio

El rey recaudaba los impuestos, primero en especie; luego de circular la moneda en una combinación de ambos; y al final, exclusivamente en monedas. La única forma de obtenerlas era trabajando para el rey, con esta medida obligaba a los habitantes a prestarle servicio directo (soldados, constructores, carpinteros, agricultores, etc.). Las monedas sobrantes de los trabajadores, ya con su valor físico definido, fueron usadas para comprar bienes y pagar servicios. Las operaciones comerciales de los trabajadores reales consolidaron el Estado Nación, amalgamando la sociedad con la demanda de bienes y servicios. Por un lado, iniciaron el auténtico “comercio” y por el otro, la renta por el uso de las monedas del rey; por supuesto la pagaban los que más la usaban: los “comerciantes”. Se supone que el trueque no estaba grabado, pero era una incomodidad significativamente onerosa para el mercader.



Valor, Precio y Dinero

En una cita atribuida a Joseph Fouché afirma que “todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”.  Esta expresión ingrata bosqueja que todo es vendible: cuerpo y mente, o lo que está a la vista y lo que no vemos; “su precio” insinúa que el elemento de intercambio puede ser cualquier cosa, incluido el dinero. Sin embargo, el precio no es la decisión de una parte, sino el fruto de una negociación entre oferente y demandante.  

Imaginemos un desierto arenoso, seco, con sol abrasador. Un sediento explorador cuanto oro, fruto de su esfuerzo, estaría dispuesto a entregar por cada vaso de agua. En ese tiempo y espacio, el vaso de agua funciona como moneda y el oro como producto. La moneda no siempre es metálica, papel, plástico o virtual (La necesidad natural de conseguir productos de subsistencia sufrió un giro enorme; desde el advenimiento del comercio, la moneda se transformó en el artículo de primera necesidad). Un vaso de agua puede comprar una cantidad de oro; sin embargo, el valor del oro perdura; lo que cambia es el valor del agua y con él se puede comprar en el desierto, lo que quiera venderse.

El valor de algo es la suma de esfuerzo, propiedad y beneficio; mientras que el precio es el bien que ofrezcan por ello. La habilidad del comerciante transforma los valores en dinero.

El valor del oro es perdurable en tiempo y espacio; el valor del agua es la necesidad en tiempo y espacio; el valor del comerciante es la confianza histórica que se tiene en él. La historia valoriza atributos, dentro de un segmento en tiempo y espacio, a los tres formadores de precios.

1° El costo material + mano de obra + estética + historia = valor del producto

2° El costo de la moneda + historia (doblón, libra, dólar) = valor monetario

3° El costo de comerciar + historia (garantía)                   = valor comercial

La suma de los valores + los impuestos, es = precio de oferta. La demanda del consumidor final guiará el precio de mercado.

La urgente necesidad de comprar o vender desnaturaliza cualquier precio.

La plusvalía es conseguir que el costo del producto sea más económico para el dueño:

  • Plusvalía absoluta: aumentar las horas de trabajo con el mismo sueldo, o bajarlo.
  • Plusvalía relativa: conseguirlo en menor tiempo, ayudado por máquinas veloces.
  • Plusvalía permitida: reemplazar los insumos del producto.
  • Plusvalía: es una ganancia extra para el dueño; el empleado reclama una parte de ella.

Valor agregado: el mismo producto ofrece algo más (mas sabor, ventaja o servicio extra).   

El precio, además de sumar el prestigio histórico como valor agregado, tiene una carga de subjetividades, sobre todo por el precio relativo, comparativo y especulativo.

El precio del producto proviene de valores del pasado, mientras que el comprador del producto negocia en el presente su valor, pensando en el precio del futuro.



El Comercio y El Poder

El rey, al crear las monedas con su rostro y escudo, transfiere poder a las mismas e indirectamente a quien las posea. Primero funcionaba como un bono de cancelación de deudas (el impuesto), pero cuando con las mismas se puede comprar todo lo vendible, es lógico qué, quien las posea aumentará su poder según la cantidad (la interpretación de la moneda con su valor y poder se llamó dinero). Eso explicaría un rey con mucho oro y pocas monedas. Con la acuñación limitada, el poder del rey estaba resguardado, y para cancelar grandes deudas proponía convenios con compromiso de pago. De esta forma evitaba la posible concentración de poder en uno o en pocos. Según el historiador británico Niall Ferguson (1964-Actualidad) “En algunas tablillas de arcilla de la antigua Mesopotamia quedó el registro de deudas. (…), algunos de esos objetos eran en sí mismos una promesa de pago al portador”.

Los primeros económicamente poderosos, fuera del rey, fueron los comerciantes. El progreso mercantil los llevó a utilizar y necesitar más monedas que el propio Estado. Los productores atesoran vacas, no monedas. Si a las vacas quisieran cambiarlas por monedas, el Estado no las aceptaría y recurrirían con el comerciante, pero este les pagaría un precio menor al del mercado de recaudación fiscal. Por lo tanto, el que posee las monedas regula los precios y mantiene el poder. Las monedas pasaron de ser un medio para ser un fin.



El Comercio es un Arte

El comercio tiene un propósito económico con tres instancias simples: venta, compra-venta y compra; realizadas por tres voluntades: Productor, comerciante y consumidor.  Tres vínculos humanos con razonamientos contrarios con respecto a su posición en la cadena comercial, pero con una coincidencia, todos creen que la operación puede ser mejor.

Comprar y vender es un arte inquietante, desconocido o sin la merecida importancia. No es claro, si la sociedad lo tiene incorporado como una actividad más o es el comercio quien corporizó a la sociedad, es el cuento del huevo y la gallina. El consumo tranquiliza a la sociedad y a la economía. En las celebraciones sociales comprar es la parte esencial del festejo. Según el economista inglés Jeremy Bentham (1748-1832) “La causa del placer es la felicidad de comprar”.

En la antigüedad se creía que el comportamiento de la naturaleza se debía a fuerzas mágicas provocadas por el humano; con el tiempo todo quedó explicado, menos el comportamiento humano. El comercio y la economía aún siguen creyendo en el factor suerte, porque nunca se sabe cuándo un humano cometerá algún acto contrario al natural. Este enigma del comportamiento ha llevado a que el economista y sobre todo al comerciante a procurar anticiparse a las futuras preferencias de las masas. La ciencia nada puede hacer al respecto. Basta recordar los graves problemas económicos, causado por falta de provisión o errores de cálculo de la ciencia económica. Ante esta situación incontrolable el comerciante adopta una visión futurista, posición que lo hace distinto de las demás profesiones, ya que forzosamente adquiere una postura lúdica al correr riesgos absolutamente necesarios si quiere continuar en el rubro. Mucho se habla que recurren a artes oscuras y talismanes, se entiende que es un recurso más a la hora de proteger sus patrimonios. En ese sentido, la ciencia actúa con efectividad: la práctica de brujerías no otorga poderes extraordinarios para controlar voluntades.

La actividad de las brujerías, el comercio y la economía tienen su auge en los siglos XV y XVI en Europa. Víctimas de la miseria y la desesperación infligida por las guerras, las pestes ganaderas y las malas cosechas hizo eclosionar un proceso de diversas creencias, incluyendo la superstición. Distintas personalidades de amplios conocimientos filosóficos y científicos, estuvieron enfrentadas en cuanto a creer o no en el poder de las brujas. Uno de ellos, como el economista francés, Jean Bodin (1530-1596), destacado intelectual francés formado en política, filosofía, ciencia y economía, cofundador del absolutismo francés escribió “Démonomanie des sorciers”, un libro de idea supersticiosa que contrastaba con su visión racionalista, al punto de creer que las brujas amenazaban el buen funcionamiento económico del gobierno.



La Expansión Comercial

Inicialmente, vimos que el origen del comercio se da en forma natural, y luego con el empleo de la moneda, su práctica lo transforma en una actividad socioeconómica fundamental para el progreso de las naciones. Posiblemente, este conocimiento tenga un único origen y su aplicación general se haya dado por el efecto del desplazamiento de las relaciones humanas distantes. La historiografía no es concluyente al respecto, ninguna información existe sobre si las antiguas civilizaciones lo crearon o descubrieron independientemente unas de otras, o simplemente, y es por la teoría que me inclino, fue una traslación de costumbres. Los registros del comercio con monedas son tan comunes que a través de ellos conocemos a las antiguas sociedades. Se encuentran grabados en madera, arcilla, piedras; y escritos en papiros, cueros.

Los antiguos reinos que conocieron por primera vez el comercio con el intercambio monetario, no dudaron en adquirirlo por su simpleza y seguridad al hacer transacciones comerciales y el cobro de impuestos. Al principio se entusiasmaron con el proceso más que con el resultado. Luego tomaron en cuenta que el comercio más pródigo multiplicaba las ganancias, acrecentando el poder al obtener las valiosas monedas. Mientras más lejos viajaban, mayores eran las ganancias. Las novedades eran objetos codiciados. Cosas simples, con poco valor en un lugar, podían tener un gran precio en otro donde no existía.



Hacia la Conquista del Mundo Comercial

Hubo una época en que el mundo debió soportar dos corrientes invasoras, primero: las corrientes aniquiladoras, se trataba de pueblos que invadían territorios habitados con el fin de robarles, asesinarlos y destruir sus bienes, un acto natural de preservación de su propia especie. Segundo: las corrientes conquistadoras, pueblos civilizados por la fuerza del comercio, invadieron a otros con la idea de inculcarles e imponerles la cultura comercial, no querían sus vidas, pretendían sus riquezas, principalmente el oro y la plata. Con él fabricaban las monedas y luego les cobraban impuestos por usarlas en el comercio forzado. Un negocio redondo para los maestros mercantiles.

Las corrientes económicas se lanzaron realmente a la conquista del mundo, Asia, América, etc. Cuando el mundo se acabó, era inevitable el choque entre las potencias comerciales. Cualquier aldea o ciudad era un bastión que merecía defenderse o conquistar a cualquier precio, incluyendo la vida misma. El comercio, que se inició con el cambio de una manzana por un huevo por parte de dos necesitados, puso de cabeza a la humanidad. Nada hubiera sido posible sin esta actividad humana, creando necesidades y proponiendo soluciones. Por ella se inventaron la filosofía, las ciencias, las lenguas, las artes, y todo aquello que imaginamos, vemos y tocamos. Nuestra existencia como sociedad depende del éxito del comercio.



Bibliografía:

Bulat, Tomás Ariel. Economía Descubierta. 1° Ed. Ediciones B. Buenos Aires. Argentina. 2013.

Keynes, John Maynard. El Tratado del Dinero. Ediciones Aosta. España. 1996.

Selguin, George. La Libertad de Emisión del Dinero Bancario. Editorial Aosta. España. 2011.

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